"Mañana nublada y con un suave viento,
así despertó el día 7/4/2013 en la Ciudad de Milán (Italia)
Antes de la salida empiezo con los preparativos de la carrera,
vaselina en los pliegues del cuerpo, revisión de los calcetines,
reloj GPS, etc… todo normal como si fuera una carrera estándar.
Diez minutos antes de la salida y como
consecuencia de los nervios me separé unos metros de la masa para
orinar, fue en ese instante cuando ya me percaté de que el viento se
había levantado con más fuerza que al principio de la mañana
aunque no quise dar mayor importancia para no obsesionarme.
Una vez dada la salida y como tenía planteada mi carrera me puse a ritmo (3’53’’km/m) lo cual no me costó, sino más bien todo lo contrario tenía que ir sujetando las piernas que iban más rápido que la cabeza y eso no era lo estudiando.
Transcurridos los primeros 5 kms. todo
iba según lo previsto, mucha gente a mi alrededor y aun todo el
mundo con el “ardor guerrero” en pleno auge, eso si… ya se
empezaba a notar como en muchas de las avenidas y carreteras
transcurridas el aire se dejaba notar cada vez con más insistencia.
En el km 10, decidí situarme en un grupo de 4 personas (dos suizos, un italiano y un checo) donde al parecer llevaban el mismo ritmo que yo. Así mismo, todo continuaba con normalidad ya que pasamos el punto kilométrico en el tiempo estipulado ( 39’), no sin desaparecer el cada vez más temido viento.
Llegados al km 15 y al ritmo previsto,
el grupo empezó a consagrarse, cogiendo mayor distancia con los
atletas que se encontraban por delante y por detrás. Reseñando que
el viento se hacía notable en muchas de las calles donde transcurría
el Maratón. Concretamente fue a partir de este punto kilométrico
donde ya empecé a notar como las piernas se iban cargando más de lo
que deberían.
Pasados la media maratón (21,097 mts.)
el grupo continuaba a ritmo en el tiempo previsto (1 hr. 22 min)
pero eso sí, las piernas ya no me gustaban como las iba sintiendo,
porque el viento me estaba mermando las fuerzas poco a poco y sin
darme cuenta.
En el km 25 iba notando como las
piernas se me estaban agarrotando y no iban con la frescura del
principio, y es que el aire continuaba haciendo mucho daño. Fue
sobre el km 27-28 cuando empecé a descolgarme lentamente del grupo,
pensando que estos habían acelerado el ritmo, pero en realidad
cuando miré el reloj más bien era todo lo contrario, que yo había
perdido la zancada y bajado el ritmo considerablemente.
Km 30 a la altura del Duomo (Catedral
majestuosa de Milán) perdí definitivamente al grupo, si bien
parecía mantener el ritmo estipulado, pero a los pocos minutos me
quedé solo y ni la cabeza ni las piernas funcionaban como a mí me
hubiera gustado. Transcurridos unos minutos y sin darme cuenta ya no
podía mantener la zancada, cada vez que miraba el reloj bajaba
considerablemente el ritmo, lo que me llevó a un bajón tanto físico
como mental.
A la altura del km 32 ya no funcionaba
ni mi cabeza ni las piernas, por lo que se me pasó por la cabeza el
abandono, descartándolo posteriormente ya que mi mujer se encontraba
en meta esperándome y para evitar que se asustara no lo llevé a
efecto. Por lo que desde este punto kilométrico hasta el final fue
un autentico calvario (andar y trote).
Quedando 100 metros para el arco de
meta y haciendo una valoración de los meses de entrenamiento, de los
sacrificios y esfuerzos que había realizado antes del día de
Maratón, de la capacidad de comprensión que tiene mi mujer para
poder realizar los entrenamientos y sobre todo de la impotencia de no
conseguir el reto (bajar de 2hr. 45 min) todo ello metido en mi
cabeza y pasado la meta me hizo romper a llorar como un niño
pequeño, imagino que será una sensación normal de frustanción.
P.D. debí bajar el ritmo en los
primeros kilómetros, ya que cascaba mucho el viento en contra y eso
hizo desgastarme en exceso para poder afrontar la última parte del
Maratón.
Tengo que agradecer a mi mujer que me
ha acompañado en esta aventura de cinco día por Milán, así como
todo el esfuerzo que ella realiza también ya que sin ella no podría
disfrutar de este deporte tan maravilloso."
Gracias Santiago por tu crónica.
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