viernes, 12 de abril de 2013

CRÓNICA DE LA "MARATÓN DE MILAN", POR SANTIAGO PATIÑO

Santiago Miguel Patiño (CCM CA Toledo) participó el pasado domingo en la Marathón de Milan. Teníamos pendiente su crónica de la prueba y aquí os la dejamos: 


"Mañana nublada y con un suave viento, así despertó el día 7/4/2013 en la Ciudad de Milán (Italia) Antes de la salida empiezo con los preparativos de la carrera, vaselina en los pliegues del cuerpo, revisión de los calcetines, reloj GPS, etc… todo normal como si fuera una carrera estándar.
Diez minutos antes de la salida y como consecuencia de los nervios me separé unos metros de la masa para orinar, fue en ese instante cuando ya me percaté de que el viento se había levantado con más fuerza que al principio de la mañana aunque no quise dar mayor importancia para no obsesionarme.

Una vez dada la salida y como tenía planteada mi carrera me puse a ritmo (3’53’’km/m) lo cual no me costó, sino más bien todo lo contrario tenía que ir sujetando las piernas que iban más rápido que la cabeza y eso no era lo estudiando.
Transcurridos los primeros 5 kms. todo iba según lo previsto, mucha gente a mi alrededor y aun todo el mundo con el “ardor guerrero” en pleno auge, eso si… ya se empezaba a notar como en muchas de las avenidas y carreteras transcurridas el aire se dejaba notar cada vez con más insistencia.

En el km 10, decidí situarme en un grupo de 4 personas (dos suizos, un italiano y un checo) donde al parecer llevaban el mismo ritmo que yo. Así mismo, todo continuaba con normalidad ya que pasamos el punto kilométrico en el tiempo estipulado ( 39’), no sin desaparecer el cada vez más temido viento.
Llegados al km 15 y al ritmo previsto, el grupo empezó a consagrarse, cogiendo mayor distancia con los atletas que se encontraban por delante y por detrás. Reseñando que el viento se hacía notable en muchas de las calles donde transcurría el Maratón. Concretamente fue a partir de este punto kilométrico donde ya empecé a notar como las piernas se iban cargando más de lo que deberían.
Pasados la media maratón (21,097 mts.) el grupo continuaba a ritmo en el tiempo previsto (1 hr. 22 min) pero eso sí, las piernas ya no me gustaban como las iba sintiendo, porque el viento me estaba mermando las fuerzas poco a poco y sin darme cuenta.

En el km 25 iba notando como las piernas se me estaban agarrotando y no iban con la frescura del principio, y es que el aire continuaba haciendo mucho daño. Fue sobre el km 27-28 cuando empecé a descolgarme lentamente del grupo, pensando que estos habían acelerado el ritmo, pero en realidad cuando miré el reloj más bien era todo lo contrario, que yo había perdido la zancada y bajado el ritmo considerablemente.

Km 30 a la altura del Duomo (Catedral majestuosa de Milán) perdí definitivamente al grupo, si bien parecía mantener el ritmo estipulado, pero a los pocos minutos me quedé solo y ni la cabeza ni las piernas funcionaban como a mí me hubiera gustado. Transcurridos unos minutos y sin darme cuenta ya no podía mantener la zancada, cada vez que miraba el reloj bajaba considerablemente el ritmo, lo que me llevó a un bajón tanto físico como mental.

A la altura del km 32 ya no funcionaba ni mi cabeza ni las piernas, por lo que se me pasó por la cabeza el abandono, descartándolo posteriormente ya que mi mujer se encontraba en meta esperándome y para evitar que se asustara no lo llevé a efecto. Por lo que desde este punto kilométrico hasta el final fue un autentico calvario (andar y trote).

Quedando 100 metros para el arco de meta y haciendo una valoración de los meses de entrenamiento, de los sacrificios y esfuerzos que había realizado antes del día de Maratón, de la capacidad de comprensión que tiene mi mujer para poder realizar los entrenamientos y sobre todo de la impotencia de no conseguir el reto (bajar de 2hr. 45 min) todo ello metido en mi cabeza y pasado la meta me hizo romper a llorar como un niño pequeño, imagino que será una sensación normal de frustanción.

P.D. debí bajar el ritmo en los primeros kilómetros, ya que cascaba mucho el viento en contra y eso hizo desgastarme en exceso para poder afrontar la última parte del Maratón.
Tengo que agradecer a mi mujer que me ha acompañado en esta aventura de cinco día por Milán, así como todo el esfuerzo que ella realiza también ya que sin ella no podría disfrutar de este deporte tan maravilloso."

Gracias Santiago por tu crónica. 

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